¿Acaso el mundo no es sino la sombra de una nube que, no bien el hambriento de sombra la anhela, se disuelve…? (Ibn al-Mu'tazz)



viernes, 12 de febrero de 2016

Borrosidades




Tanta lluvia que emborrona
las imágenes
¿fermenta o apaga la sed
en las entrañas?

Mi hondura quiere calma
ahora. Llega el tiempo de crecer
de otra manera.

Ya sin prisa de arribar a costa alguna.



Imagen: Toni Catany


viernes, 5 de febrero de 2016

Presunción






A los que tenemos casa no nos importan
quienes carecen de techo.

A los que tenemos oficio no nos interesan
aquellos que no aprendieron.

A los que dormimos tranquilos no nos interfieren
quienes perdieron el sueño.

A los que tenemos un salario no nos afectan
los expropiados.

A los que hacemos del alimento un placer no nos gusta concebir
que muchos tengan dificultad para nutrirse.

A los que no carecemos de amor no nos atraen
los huérfanos de afecto.

A los que paseamos por los mismos espacios no nos concierne
el desasosiego de los trashumantes.

A los que no se nos niegan risas no nos alcanzan
los que las reprimen.

A los que nos consideramos saludables no se nos ocurre imaginar
siquiera el dolor de los desahuciados.

A los que nos ubicamos en un territorio que creemos firme no nos atañen
los expulsados de los suyos.

A los que se nos reconocen derechos no nos implican
quienes ignoran en su propia carne el valor del respeto.


Pero ¿quién de nosotros puede apostar que cuanto tenemos hoy
será un don que gozaremos siempre?




Imagen: Jakob Tuggener



lunes, 13 de julio de 2015

Esto que alumbra. 8






El niño se ovilla
y con cada sombra que recorre
el cuarto en las noches
se inquieta.

Siempre detrás hay
un tótem
con calor natural
dispuesto a protegerle.

Más adelante tendrá
que recurrir a otro ídolo
una máscara
que llega con palabras de divinidad.

Ambas lenguas le servirán
para afrontar los miedos
y creerse seguro en medio
de las tormentas.

Una le sirve para hablar al mundo
y prevenirse de él.

La otra es más difícil
pues tiene que enfrentarse
con el temor más íntimo.

Aún no sabe aquel niño
si fue el azar
o la bondad conque le mecieron
lo que le salvó.

Hoy carece
de aquellas voces
y se habla a sí mismo
unas veces con ironía
otras con desgarro
buscando el alma de las letras.




Imagen: Ugo Mulas




martes, 7 de julio de 2015

Esto que alumbra. 7






Entre todas las voces
unas son ruido
y no lo escuchas.

Otras un susurro
que cosquillea dulcemente
tus entrañas.

Hay aquellas a las que llaman
palabras
y que te van enseñando poco a poco
a pronunciar.

Pequeñas sílabas
ensalivadas
que repites una y otra vez
para sujetarte a todas las puertas
que se van abriendo
y cerrando según pasas.



Imagen: Keith Carter


jueves, 2 de julio de 2015

Esto que alumbra. 6





Y esos primeros pasos
¿tiemblan porque se alejan
o porque no alcanzan?

Y esas manos extendidas
¿dibujan búsquedas
o claman por la pérdida?

Y a ese rostro cambiante
que tan pronto ríe como se achanta
¿qué descubrimiento no le deja perplejo?


  
Imagen: Keith Carter


jueves, 25 de junio de 2015

Esto que alumbra. 5






La leche sabe a la hembra misma
que te acogió y te dejó caer
de sus entrañas.

Brillan sus areolas en tus labios
y al succionar ávido imploras
a la vida
y pides que ésta sea nutricia para siempre.

No sabes la longitud ni el tiempo
del adverbio
pues en ese momento sobrevivir es tu gramática.

¿Será por ello que todavía buscas
lo que es irrepetible
en una simulación de lo perdido?



Imagen: Josef Sudek


viernes, 12 de junio de 2015

Esto que alumbra. 4






Aún con la marca de las hebras
y entre incesantes flujos y detritos
¿qué clase de madeja echas en falta?

El primer lenguaje es el instinto
de él estás tejido palmo a palmo
buscas a tientas con desazón
salir a flote a no se sabe dónde.

Apenas tu huella frágil ya gravita.



Imagen: Keith Carter


domingo, 7 de junio de 2015

Esto que alumbra. 3





¿Quién puede ver
cuando le nacen
si irrumpe
ajena su mirada
en el mundo de los ciegos?

¿Quién quiere desprenderse
de aquel fuego cuya entraña voraz
se cierra una vez fuera?



Imagen: Keith Carter


miércoles, 3 de junio de 2015

Esto que alumbra. 2




¿Qué fueron antes, los juncos
o la piedra?

Apenas depositadas las aguas
allá abajo los chopos
y a su lado el remanso
yo nací.

¿Cuánto le dolió a mi madre?




Imagen: Josef Sudek


viernes, 29 de mayo de 2015

Esto que alumbra. 1






¿Corría el río bocabajo?
Era un hortal la tierra
y la casa una venta antigua.

No sé si mis recuerdos lo son
o me los han contado.

Pero el aire se cruzaba
y la mujer recogía los frutos
mano a mano
cuando tembló su vientre.




Imagen: Frantisek Drtikol


domingo, 10 de noviembre de 2013

Los primeros trazos






Busco el secreto del nuevo aprendizaje:
después de que mi boca y mis manos y mi cuerpo todo
sujetaran los pechos de  otro cuerpo
y se hundieran en él para nacer de nuevo

después de que todas las palabras que me iban llegando
con dos tonos dos cadencias dos silencios
me mecieran en su armonía delicada

después de que mis piernas sostuvieran
mi fragilidad nerviosa
concediéndome una independencia irrenunciable

¿cuál era el secreto del aprendizaje que iba a tensar mi ser para siempre?

la noche es profunda y el fuego crepita y los aromas de cocina
envuelven a los personajes

eras cuanto había en ti padre mío
y todo te había sido dado por ti mismo
y sin apenas haber tenido nada antes
todo lo habías estado haciendo para mí

has tomado mi mano diminuta has invocado algo que llamas letra
luego juntas una letra con otras y la nombras palabra
y tu mano delgada pero suave conduce a la mía
por un territorio sorprendente de nuevos gestos

mano y voz gesto e imagen movimiento y parada
todo el mundo se reduce a unas letras tras otras
¿se reduce o se amplía?

dices gato y yo repito
escribes gato y yo miro sin entender un dibujo que no es un gato
pones entre mis dedos una herramienta extraña
que más adelante será parte insustituible de mí
y presionando mi mano con ella dibujamos signos extraños en un papel

una y otra vez y de nuevo y así seguidamente
me enseñas unos trazos
un ejercicio una dirección un significado
el valor del tesón

¿dónde se esconde el gato tras aquel dibujo de letras como lo llamas?

una mano sobre otra mano dibujan con un segundo rostro al gato
desde entonces el animal no será nunca tal
por mucho que maúlle
sin su nombre escrito

y un día cuando no me lo esperaba
dejas mi mano suelta y yo me pierdo en el bosque de letras

y sigo perdido





Imagen de Chema López


viernes, 1 de noviembre de 2013

Las huellas





Por qué busco tus huellas
después de tantos años
no lo sé

huellas que hablen de ti
de lo que no pude saber porque permaneció agazapado
en la penumbra de otras vidas que no relataste jamás

tampoco yo me esforcé por seguir la silueta de su recorrido
y hoy cuando ya es demasiado tarde busco
que me expliquen tu construcción
y tus hábiles saltos y la capaz aceptación
que te llevó a ser un superviviente

ahora sé al menos que las huellas se dejan pisar
¿para contraer con su calor o para conducirnos a la prudencia?
tus huellas no pueden hablar por mis errores
ni yo puedo justificar a través de ellas mis propios desencuentros

si acaso cuando era el tiempo las hubiera comprendido
me las ofreciste pero no miré
¿tan viejo era tu suelo que no percibí su materia?
¿tan extrañas aquellas imágenes que no reconocí su lenguaje?
pregunto también a tus huellas por saber de mí

cuanto hoy nos sacude como ráfagas de tiempo
era entonces en apariencia inamovible
y el hijo advenedizo desestimó aquella advertencia
su error fue creerse hijo del destino
y nadie le hizo ver que el futuro
no el tiempo ni los planes ni las invocaciones
bebe del sustrato del origen donde habita la intención
y desde el que se traza su sentido

tus huellas urgen más que nunca en esta hora
que merma
pues el banquete donde los hombres se invitan
donde dicen que se acogen unos a otros se reduce
y él tu hijo aún quiere saber





* Joanne Leah foto


lunes, 21 de octubre de 2013

Llegada






Vino a mí: el padre
mirando sus manos de escribiente
pensó en sí mismo y dijo:
he aquí que llegas
y ella la mujer de la otra tierra me ha concedido
el don de que seas parte de este suelo maculado

eso dijo y cuando tomó entre sus dedos mi levedad pensó:
serás mi obra y te conduciré más allá de las adversidades
eso afirmó y necesitó creer
para sostenerse a sí mismo
para apartar de su memoria los tiempos difíciles
para probar que ser padre y hombre
es ser una y otra vez hombre

el padre empezó de nuevo a sentir a través de mí
orígenes que nunca había olvidado
y también a renunciar
porque un padre debe creer lo que transforma
y compartir cuanto ofrece
y aunque se rodee de fantasías es firme:
no hay un camino seguro pensó
pero lo labraré para ti
deseó

pues un hombre que llega con otro hombre
desde su misma sangre
ya no sabría hacer otra cosa sino esperar al hijo hombre
y temer por él



* Joanne Leah foto



jueves, 13 de junio de 2013

Conjuros




Cuánta sombra en la noche 
 cuánta carencia 
 acurrucada en los sueños
sin que azucen los anhelos del despertar

abandono:
mis ojos reposan
y tú entras a fondo en ellos
¿qué ves?

los insólitos paisajes que se dejan mirar
¿por quién  pueden ser ocupados?

no están ahí para ser tomados en conquista
ni para ser humillados por posesión alguna
¿no has pensado que son ellos 
quienes  vigilan nuestra resignada inmovilidad?

renuncia:
falaz propuesta que la oscuridad canalla me sugiere
¿cómo podría desistir de esta exploración 
que me impulsa a seguir 
desde los mil ojos que llevo dentro de mí?

privación:
no existe tal palabra cuando señalo
con mi dedo untado en saliva
tu punto en el horizonte




*Imagen de Kürsat Zaman



miércoles, 22 de mayo de 2013

La noche





Como el lugar donde reviven los recuerdos
 y tu fuerza se disgrega batida por incertidumbres 
 sin saber por qué no perduró el amor  

como la hora que interroga a tu silencio
 la razón de que los días se volvieran tan amargos sin llegar
 a territorio alguno donde habitar tu ámbito apropiado 

como la mirada curiosa que viaja y te sugiere
 si no será tan solo la prueba necesaria
el ensayo de que el hombre que crecía dentro de ti 
no era una sombra

como la nueva imagen que se aproxima para acariciar tus sienes
arañadas por el antiguo ramaje de la melancolía

no sabiendo si alguna vez se encontrarán los dos rostros 
que miran siempre hacia el  otro lado
sin rebelarse contra el titiritero que se aferra a ti y te maneja
 con habilidad de experimentado hacedor

así se muestra ella

tuya es la noche 
ten




* Fotograma de La condena, de Béla Tarr


sábado, 4 de mayo de 2013

Aproximaciones





Y si eres tú aquello que persigues:
la parada que invoca el movimiento
el despertar de los sueños tardíos
el dibujo que se cayó de tus manos cuando a punto estabas
de alzar el plano de otra arquitectura
la lenta aproximación de los cálidos tiempos
cuyo clima son rostros y actitudes
la elemental idea que prende intermitente
entre días urgentes y apagados 
en medio de tanta confusión de voces malsonantes

y si eres tú el impulso
que reverbera sin fin en los extremos que invisibles 
se agitan en un vórtice de palabras
y cuando dudas de ellas
solo recurres a una única mención:
los monosílabos 
 invención dichosa en los cabos del hilo
que cede y se tensa según la severidad de tu carácter
y a la que retornas sorprendido

y si eres tú los nombres que han desfilado por tus labios
y cuando quiebras y te pierdes 
en el borrón de la niebla lejana de tus venas
los pronuncias con su eco de sombras

y si eres tú
quien no se ha ido



* Fotograma de la película Sátántangó, de Béla Tarr


martes, 16 de abril de 2013

Estás ahí






Has buscado el silencio entre los humanos 
pero los humanos huyen de él.

El silencio no se oye porque no es voz
ni se medita porque no es pensamiento.
No hay práctica del silencio
pues su utilidad no es medible.
No se define por un volumen
y no posee gravedad.
No se nombra por su consistencia duradera
sino por la fragilidad que compone su esencia.
No se percibe a la vista pues habita en su propia hondura.

El silencio no es nunca una palabra
cuya maternidad  proteja otras palabras.
Es una predisposición.

Pasa y tienes que recibirlo.
Llega y tienes que estar ahí.
Te embarga y tienes que entregarte.

Cuando desaparece no eres ya el mismo.




* Fotograma de la película El caballo de Turín, de Béla Tarr


domingo, 24 de marzo de 2013

El tacto





Quisiste tentar el tacto de las letras
porque decías: ¿cómo hacer duradero el perfil de una planta
o sujetar el dibujo de una nube
o conseguir que la raya del mar no se pierda
en una simple curvatura del ojo? 
Si escribo, vivo, me dijiste
dando a entender que todo es porque tú existes.
Yo me reí. Pero lo que me pareció ingenuidad u orgullo
 se confirmó entre tus manos:
en cada palabra escrita por ti había mundo
y el mundo que nos rodeaba, a ti y a mí,
no era el mismo sin  aquella lenta pero precisa arquitectura
que nombraba nuestros rincones habitados
e imaginaba los más inconcebibles
 antes de que nuestra presencia
se consumiera bajo una lengua de fuego.



* Fotografía de Tomatsu Shomei 


martes, 12 de marzo de 2013

Lenguaje





Una hoja habla porque ya está escrita.
Su savia es su tinta.
Procede de los minerales que nunca conocieron la luz
pero querían aprender a leer.
Entonces con el oleaje de los ríos que recorren sus entrañas
fecundaron la tierra en busca del lenguaje.
No hay muchos hombres que conozcan el alfabeto de una hoja.
Tiene infinitos caracteres
para poder expresar cuanto habita fuera de la vista.
Apenas deletreo algunos de sus signos
que me trasladan a oscuros secretos nacidos cuando yo era aún diáspora.
Por ejemplo, que antes de tu piel no hallé playa alguna
cuya superficie mimara tanto
la frágil superficie de mis manos. 




* Fotografía: Angèle Etoundi Essamba



martes, 5 de marzo de 2013

La hoja






He encontrado una hoja
moribunda
en el jardín del laberinto.
Por qué ha sido ésta y no otra
no lo sé.
Acaso mis dedos hablaron con ella
al tomarla
y supieron que podrían entender sus historias.
Acaso su mirada violácea
prefirió fijarse en mis mejillas
ajadas .
Acaso leyó en las últimas rayas de mi mano
aquello que no venía en las estrías
de su envés.
Fue una hoja a ciegas.
Como el azar
cargado de tinta
asió mi pensamiento
y lo envolvió en una pátina de ámbar.



* Imagen: Angèle Etoundi Essamba

sábado, 16 de febrero de 2013

Espacio mirada




Me preguntas: ese lugar
¿es un espacio extenso o un rincón?
¿Un desierto o un vergel?  
¿La hendidura de una roca donde refugiarse
o la casa edificada en lo alto del monte?

Tal vez no se trate de una superficie táctil 
ni de una dimensión donde el éter nos ubique.

¿Y si el ámbito que buscamos
es simplemente el movimiento?
Sus leyes nos hacen estar y el tiempo desafía
la gravedad de las ciudades deseadas.

¿Puede aquello que en apariencia es lo más insignificante
 ser habitado por los hombres impuros como yo?
Los que transcurren toda su vida sin conocerse
porque el conocimiento dispone sabiduría
pero también es una renuncia.

Una piedra o una brizna de hierba o un grano de arena
saben más de calor que los pies de un caminante. 
Una gota contiene más perímetro
que un océano que se disuelve en su totalidad. 

Una mirada amplía todas las medidas que habitamos
y cobija nuestras caídas. 

Dices: es ahí donde quiero estar.





* Fotografía de Martin Stranka.


sábado, 9 de febrero de 2013

Súplica




¿Oyes ese dulce sonido de madrugada? 
 Dices: serán las olas que transportan una orquesta 
para nosotros dos. 
Los arpegios, como pequeñas chozas,
 alzan lentamente un paisaje donde habitemos. 

 Llévame donde no muera, digo
en un arranque enajenado
hundiendo mis dedos en la arena de tu piel.

El océano no conoce las horas.

Llévame donde la muerte no tenga memoria,
insisto en mi caída. 
 Debe existir tal lugar.




*Fotografía de Martin Stranka


sábado, 26 de enero de 2013

Materia elemental





Te abres de par en par
 al destello de los astros que viaja desde lejos
para prender en ti.

 Recibes esa pizca de luz insignificante que te corresponde
con dolorosa satisfacción.

Pequeños mundos que no viste jamás se despliegan.
Te parece tan inabarcable la extensión
que crece incesante a tus pies.

¿Sabrás recorrer con acierto la senda de lo imprevisto?
Pero la luz es fuego cuando invade la materia
que porta tu nombre.
Y temes la humilde llama que devora
la consistencia  de tus últimas raíces.

Desmontando todas las figuras.
Frenando la vorágine de las palabras.

Menguante en las furias pero incapaz de mermar en el deseo.




*Fotografía de Martin Stranka


sábado, 12 de enero de 2013

Advertencia




Has pasado toda una vida anhelando 
aquello de lo que carecías. 
Apenas probabas un fruto que la bondad de la tierra 
y la ocasión de los hombres te ofrecía 
y ya envidiabas cuantos no alcanzabas 
o te estaban prohibidos. 

Ahora dices que quieres otro tiempo
que el vivido ha sido breve
que apenas has respondido a su llamada
y no has devuelto aún tus agradecimientos
como la generosidad de la vida se merece. 

¿Quién te dice que vas a poder?
¿Eres tan soberbio que crees que conoces algo
y que podrás ofrecer a quien todo lo posee tu ínfima sabiduría?

Y si las circunstancias se te brindaran más inhóspitas 
¿no temerías añorar la vida anterior? 

No desestimes ahora el bagaje que encorva tu cerviz
pues tal vez no te sirva 
en un territorio donde los rostros mudan
y cuyo corazón hay que explorar de nuevo.




*Fotografía de Lilya Corneli.


domingo, 6 de enero de 2013

Intrigante






¿De qué vestirá la desconocida 
cuando irrumpa en tu gozo?

No sabrá si hacerlo
con el alma de la curiosidad
ofreciendo la bondad de sus dones
o adornándose con el tejido del tiempo que es la ausencia
para deslumbrarte.

Tal vez elija los colores del enigma
aquellos que son también tuyos
desde antes de que te abandonaran al azar.

Con los que has cubierto tu piel salvaje.  




* Fotografía de Lilya Corneli


sábado, 29 de diciembre de 2012

Premonición





Los últimos días de mi vida
unas voces me hablaron: 
vuelves a nacer y ella vendrá a ti. 
Abrirá los surcos y alzará las olas. 
Su viento agitará crines de ébano. 
Ha domesticado la tormenta
y pondrá en las yemas de tus dedos una señal encendida. 

Abandona cuantos sueños de eternidad
te haya propuesto el destino
a cambio de su mano tendida.



* Fotografía de Alex Howitt


sábado, 22 de diciembre de 2012

Creciente





Nadie sabe por qué este planeta y no otro
capturó una región de luz que erraba extraviada.

Las apuestas del azar se juegan interminables en la materia
y los hijos del desafío las heredan con extrañeza
sin que sean capaces de comprender aún todo su valor.

El tajo refulgente acabó con el silencio.
Ardió la llanura y manaron las fuentes de las simas.  
 Los infinitos reinos de la vida poblaron cada rincón
en una sucesión de muertes y supervivencias.

Tantos seres se desalojaban mutuamente
como otros hallaban la manera de hacerse indisolubles.

Yo estaba cerca de aquel fértil creciente
que se expandía con osada lentitud a través del frío.
Permanecí a la espera.

Marcó a fuego cada uno de mis rostros.






* Fotografía de Angèle Etoundi Essamba. 


sábado, 15 de diciembre de 2012

Modestia de la posesión




Me confías que tus únicos tesoros son la gasa del vestido
y la desnudez de los pies.

Cuando yo me asombro del exquisito pudor
con que mencionas tus posesiones
sonríes desde el arco prieto de tus labios y callas.

Seguimos caminando y el viento despliega a su capricho tu túnica ligera.

Mis padres me enseñaron a apreciar el valor de los pies, dices,
y aprendí que con ellos puedo mantenerme erguida ante lo adverso
pues el poder de una mujer se multiplica en cada holladura.

¿Te basta con eso?

Soy mujer del éter
donde nada se necesita y nada te convierte en prisionera
donde la sumisión no existe ni acecha la rendición
donde la pasión no esclaviza y no se siente la sed.

Allá a la orilla de las olas sus pies se diluyeron en espuma.





* Fotografía de Angèle Etoundi Essamba


sábado, 8 de diciembre de 2012

Vertical




La primera ilustración fue una mirada.

De las miradas nacieron los colores húmedos
que los hombres quisieron tocar. 
Necesitaban estar seguros de que cuanto existía alrededor 
teñía también el estremecimiento y el asombro de sus cuerpos.

El arcoíris no nació curvo ni pletórico
ni  su función era circundar la tierra.
Fue una vertical de tiza 
arrancada a la intemperie.




* Fotografía de Angèle Etorundi Essamba.


sábado, 1 de diciembre de 2012

Ritmos





¿Quién dijo que se camina despacio
o que nos desviamos peligrosamente
o que las direcciones que tomamos son las prohibidas?

Nuestras sendas no saben de velocidades aunque sí de ritmos.
Por lo tanto no hay tampoco un único camino.
Como no hay dos compases idénticos
dos ojos con la misma luz
dos miradas con igual agudeza 
dos suspiros con exacta intensidad
dos palabras que se miren y reconozcan en sí mismas.

Escucho mis pisadas aplastando las sombras
mientras ellas hurgan en nuestros sueños.





* Fotografía de Angèle Etoundi Essamba


sábado, 24 de noviembre de 2012

Estéril búsqueda





¿Dónde está mi viejo amigo?

Podría decir que he venido desde lejos a buscarle
para aliviar su melancolía
y que no he llegado a tiempo.

Pero mis palabras serían indignas
y cometería una necedad si me propusiera ahora salvarme
con una decisión que me faltó desde hace tiempo. 

De nada sirve que saque una voz que ahogué en el silencio.
Sin que nadie me oiga te preguntaré:
¿Dónde estás, viejo amigo?

 No te atreverías nunca a decir
que te fuiste al destino de las hojas del otoño.

Te buscaré en cada uno de esos espejos dorados
siquiera para saber algo más de mí mismo.




  * Fotografía de Angèle Etoundi Essamba


sábado, 17 de noviembre de 2012

Desafío





Dicen que la edad apacigua

¿es la languidez o el abandono?

y que los deseos se desvanecen
que las miradas se enturbian
que las voces ajenas se escuchan sordamente
que el frío habita más los cuerpos

Pero la memoria que nos nutre y nos devora
¿quién es capaz de domarla si en su carrera desbocada
 no renuncia jamás a ser partida y meta?




*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba



lunes, 12 de noviembre de 2012

Latencia




Deberé tomar la forma del insecto renacido
para saberme merecedor de los antiguos esfuerzos
 los que hicieron digna a esta especie que no ha muerto del todo. 

Esquivaré los pasos equivocados
 dejaré pasar el tropel de las bestias
y solo me acompañará el apagado caminar de los inocentes.

No me convocan las voces de la épica
ni me roza el estigma de los profetas charlatanes
ni consiento el puño febril de los mesías que destrozan el mundo.

Mi sitio es este.




* Foto de Angèle Etoundi Essamba



martes, 6 de noviembre de 2012

Llamarada




Si desde la ciudad incendiada
se extiende el fuego
¿quién ocupará después su solar baldío?

Quiero ser el nuevo habitante
el que atraviesa el agónico crepitar de la devastación
y rescata las últimas lágrimas

destilada humedad que amasa barro con las cenizas de mis pies.




 * Foto de Angèle Etoundi Essamba


martes, 30 de octubre de 2012

Caballito herido




Si encontráis un caballito herido
ensortijad con caricias sus crines. 

Dejad que su mirada de hontanar apacible
repose entre las estrellas. 

Que los latidos de su fatiga 
se acompasen en un nuevo corazón.

Que sus bufidos apagados
adquieran nuevos bríos. 

Fuese antes mariposa o gacela, 
¿qué vuelo, qué carrera 
no tendrá anhelo en emprender 
cuando sane de su caída?



martes, 23 de octubre de 2012

Mirada de la luz




Allí donde estás
por donde se rasga insinuante el día
el resplandor no levanta fronteras.

La luz llega para todos y se queda entre los que no renuncian.
Compartimos su don y deploramos su ausencia.
Es efímera pero permanece.
Solo el amante se puede permitir ignorarla.
Solo el preso aplaza la demora de su fulgor.
Solo el agonizante se pierde para siempre entre las brumas.

Báñate en los primeros destellos del amanecer.
Que cuando el sol llegue a mi cuerpo
traiga tu consagración.






*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba


viernes, 29 de junio de 2012

Vanidad del aprendizaje





Dime, ¿cómo se aprende el amor?

El amor se aprende cuando desapareces
ante tus propios ojos.

Puede ser durante una tarde solitaria y extensa de verano
o en el patio de la vecindad a la caída de la noche.
Puede ser cuando bajas hasta la orilla del río
donde las muchachas se prenden de sus jolgorios
o en el cuarto que hay bajo la escalera.
Puede ser de improviso en una calle
o compartiendo la lectura de los viajeros de Oriente.

Las luces son tibias y el calor cerca las mentes.
Privado en el silencio de la casa
oyes de pronto una voz sofocada que se acerca
y un jinete desnudo se detiene ante ti
azuzando sombras que le ocultan a otras miradas.
Te dice: sígueme.

Y tú, deslumbrado y perplejo, te resistes a replicarle.
¿Y mi corcel?, le contestas por fin.

Te cederé el mío.

Y tú, entonces, ¿cómo avanzarás?

Yo soy tú, en quien no te reconoces todavía.
Tomarás las bridas como si fueras yo mismo.

Pero ignoro dónde debo dirigirme, insistes temeroso.

El audaz nunca sabe dónde va a llegar.
El decidido no se rinde antes de situarse al borde.
El que vive la vida como aventura no se resigna.
Quien se pregunta una vez lo hará mil veces más.
Porque no hay respuestas definitivas
ni la experiencia es una matemática que resuelve
los ejercicios de la vida.

¿Y si me agoto antes? El esfuerzo es grande
y sospecho que el camino resultará largo y solitario.

Pero el jinete no quiso responderle.
Agitó el caballo y aseveró:
Nada debe cesar mientras no se aprende el amor.   
Sube.





*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba


miércoles, 11 de abril de 2012

Ghazal del vértice





Entre la sombra y mi apariencia está el aire.
La materia invisible que me aproxima y me aleja
del territorio de los destinos deseados.
 
Eh, tú, aire, háblale al vacío en mi nombre
para que se apiade abriéndome la puerta de sus secretos.

Y vosotras, sombras que engañosamente vestís de vanas esperanzas,
¿cómo puedo encontrar la subida acertada hasta la ciudad amarilla?
No he llegado hasta aquí para instalarme en los peldaños
sino para gozar la dimensión de otro paisaje,
puesto que el retorno hace tiempo que perdió su rostro.

Ved que he intentado llegar a través de mil callejas
las cuales entre todas configuran mi nombre.
Pero una sola debe conducirme hasta el vértice
donde ser y anhelo deben encontrarse sin demora.

Guiadme y apropiaros de mis sueños.
Soñad conmigo y echadme a suertes.
Un sencillo golpe de dados es la vida
por más que nos parezca flor de desalientos.





*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba


viernes, 23 de marzo de 2012

Ghazal del corro de niñas






Un corro de niñas salta y juega y ocupa la calle
que asciende hacia los jardines del mirador.
Cuando llego a su altura el corro se abre para que pase,
mas cuando lo atravieso me atrapan en medio, lo cierran y cantan divertidas:

Éste es, éste es,
córtale el paso, detenle ya,
que pida permiso si quiere pasar.

Permanecen quietas, las manos entrelazadas y los corazones palpitantes.
Sus pómulos se iluminan de arrebol,
hay picardía en sus miradas y sus labios semicerrados
se muestran temblorosos como si se desvanecieran.

¿Qué debo hacer para poder salir?,
 les digo con suave insolencia contenida.

Tienes que elegir a una de nosotras.
No puedes hablar ni señalar con el dedo.
No puedes detenerte ni hacer ningún gesto.
Sólo tienes que indicarlo con la mirada.

Nunca me había visto en tal apuro.
Giro sobre mí mismo mirando a cada una de ellas
cuyas risas empiezan a aflorar primero de modo tímido,
luego se erizan nerviosas y estallan agitadas.
Repentinamente el cerco se abre y todas las niñas
se descuelgan unas de otras y vuelven a cantar con gran clamor:

Ya eligió, ya eligió,
fuiste tú o acaso fui yo,
que siga su camino y llegue hasta el sol.

Dejo a mi espalda la infancia saltarina 
y bendigo su alegría y su encantado atrevimiento.
Pero las letrillas de su canción se pegan a mis sienes y me hacen pensar.
¿Cuál será de ahora en adelante mi camino?
¿Qué sol alcanzaré?





*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba

domingo, 4 de marzo de 2012

Ghazal del ciego desamado





Al atravesar el mercado de las esencias
me atrajo el tañido de un laúd cuya cadencia triste
era acompañada  por el canto de un ciego joven que me conmovió.

No demos lugar al infortunio, gacela,
decía la enigmática letra,
pues mientras fluyan las aguas ocultas
será posible mantener la fertilidad de nuestros sentimientos.

Ninguno de los dos hemos nacido
para ser engullidos por las tierras áridas
ni para acabar como siervos de la monotonía.

Convirtámonos en zahoríes sin desaliento
hasta que la frágil vara de avellano acierte con el pozo de la vida.
Escarbemos entonces allí y saciemos con placer nuestras carencias.

¿Te la enseñó tu abuelo o la cantabais en la madrasa?,
le pregunté mientras contemplaba sus ojos velados
que ignoraban las luces y borraban el paisaje. 

Fue un desamor el que hizo crecer esta súplica
desde el fondo de mi corazón, me replicó con melancolía.
La canción no nace de lo que se posee ni de la cercanía de la belleza.
Sino que siempre es huérfana de la ausencia e hija maldita de la soledad.

¿Cómo llevarle la contraria a aquel que veía la vida con mayor claridad
que los que la perseguimos con ansia e insatisfacción?





*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba


martes, 7 de febrero de 2012

Ghazal de la mirada



Te busco, amada, entre los arrayanes más humildes
que circundan el barrio de la ciudad dorada donde habitas.
¿Acaso iban a ser más dignos los extensos jardines
del gobernador y su corte de funcionarios,
levantados para exaltar su poder?

No es en palacio alguno ni en barrios elegantes donde me esperan
ni tampoco sería en ellos bien recibido.
Si rastrease tu estancia allí
te imaginaría contemplando ociosa el paso de las horas
y acatando sumisa los designios de tus valedores.
Pero no serías la misma.

Te prefiero hija de la modestia cotidiana,
artesana del ensueño y de las historias
que desparraman por el mundo los hijos de la palabra.
Te deseo dueña de los pequeños ritmos
que transforman la vida perecedera
 con los goces de sus sonidos y la armonía de sus danzas.

Elaboraré aceites aromáticos de los viejos arbustos para ti.
Me untaré en su jugo con la misma intensidad
con la que anhelo explorar el fondo de tus ojos.
En ellos la maleza de los días no me oculta la mirada que yo busco,
aquella que brota desde el origen que una vez extravié. 




*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba

viernes, 20 de enero de 2012

Ghazal de las sombras



Las calles son la vida porque son la historia de los hombres.
Asomado a uno de los bordes de la ciudad,
me encontré con aquel hombre, solitario y humilde, que miraba el horizonte.
Su edad era una incógnita y su imagen ni pobre ni rica,
y de su apariencia desapercibida emanaba atención y cuidado.
No sé si me habló porque advirtió que también me asomaba
al límite en el que se detienen los que buscan
y se preguntan, invadidos de perplejidad, cómo seguir.

Tal vez se contemplara en mí, por lo que se dirigió sin tapujos.
No era un individuo curioso ni charlatán pero arriesgó las palabras
que se abrían paso desde las zonas más sinceras de su corazón.

Sé que te confunden las sombras, dijo, como me confundieron a mí
antes de aproximarme a los espectros. 
¿Cómo desprenderme de ellas si me conocen tanto y me interpretan, aseveró?
Jamás temí las sombras
y menos que nunca cuando distinguí que cada hombre tiene varias.
Mas no están para hundirnos sino para señalarnos un rumbo.

Las sombras no son la perdición, siguió advirtiéndome.
Pueden ser el lado oculto, y no tanto el lado oscuro, como algunos dicen.
Oscuro es lo que no se ve, pero también
lo que está ahí permanente y vigía de nuestros torpes actos conscientes.

Supe de aquellas visiones
cuando la edad y lo andado fueron desechando lo superfluo de mi vida.
Una dijo llamarse Deseo, y me aconsejó: nunca te deshagas de mi compañía
porque soy la sustancia más antigua que mueve a los hombres.
Otra se nombró como Conocimiento, y afirmó:
soy la prolongación de tu interés por saber que nunca hay que renunciar
a llegar más lejos.
La tercera se me insinuó como Bondad.
Ni desear ni saber te gratificarán si no eres generoso entre propios y extraños.
Porque el que da de sí mismo condesciende al deseo
 y fructifica en sabiduría.

Luego calló el hombre. Ambos permanecimos contemplando la llanura,
por donde las sombras cabalgaban haciéndonos guiños cómplices.




*Imagen fotográfica de Angèle Etoundi Essamba